10h 7m
VELASIO DE PAOLIS
El derecho penal de la iglesia, reformado en el año 2021, no está modelado a semejanza de la potestad coactiva de los estados, sino sobre las exigencias de su propia misión y, sobre todo, a la luz de la misericordia indulgente de Dios, que no renuncia a la salvación de las almas. En este contexto, las sanciones penales en la iglesia se orientan hacia la corrección fraterna, la restauración de la comunión y el cuidado pastoral de los fieles.
Las sanciones penales en la iglesia no buscan el castigo o la retribución, sino más bien la enmienda y la conversión del pecador. Se trata de un instrumento de disciplina eclesial que tiene como finalidad principal la restauración de la armonía comunitaria y la defensa de la verdad y la moral cristiana. En este sentido, las sanciones penales en la iglesia se aplican con prudencia, mesura y misericordia, buscando siempre el bien de las personas y el bien de la comunidad eclesial.
En definitiva, las sanciones penales en la iglesia son una expresión del amor misericordioso de Dios hacia sus hijos, que busca su conversión y su salvación. A través de ellas, la iglesia busca promover la justicia, la verdad y la comunión entre sus miembros, sin perder de vista la necesidad de acoger a los pecadores con compasión y ternura. En este sentido, las sanciones penales en la iglesia son un signo de la misericordia divina que sostiene y guía a la comunidad cristiana en su camino de santidad y perfección.